A LA CONTRA

 

¿Y por qué lo tenemos que pagar todos?

Carmen Campos

 

No me gusta el fútbol, pero entiendo que le guste a mucha gente. No estoy en contra del fútbol ni protesto porque los demás se reúnan en torno al televisor con una cervezas y unas patatas fritas…o con lo que sea. Tampoco estoy en contra de que la gente disfrute en el campo viendo a sus jugadores preferidos. Al revés, me alegra pensar que una actividad tan poco dañina hace felices a los demás.


Incluso, sin gustarme el fútbol, no me importaría pagar un dinero extra de mis impuestos para que quienes no tienen posibilidades puedan adquirir una entrada subvencionada por las administraciones públicas para no perderse los partidos de su equipo.


En fín, creo no ser un monstruo ni una persona intolerante, pero tampoco me gusta que me tomen el pelo. Los clubes de fútbol son sociedades anónimas y, por lo tanto, empresas para ganar dinero. ¿Por qué tengo yo que pagarles sus inversiones para que ellos se “hinchen” a beneficios? ¿A santo de qué mi Ayuntamiento (Murica) les concede una suculenta recalificación en la denominada Nueva Condomina, les permite que no hagan unos accesos que inicialmente estaban previstos y les perdona que paguen 30 millones de euros por las compensaciones legales? Eso ya me parece una vergüenza.


Pero es que hay más. El señor Samper hace un negocio redondo con la justificación de que, a cambio, construye un nuevo campo de fútbol. Hasta ahí, más o menos bien. Pero una vez construído, el campo lo tiene que mantener el Ayuntamiento, es decir, nosotros con nuestros impuestos. Y el mantenimiento es muy costoso. Por si fuera poco la llegada y salida de vehículos es imposible gracias a esos accesos que Samper no ha hecho y que acabaremos haciendo los demás murcianos y los atascos son el pan nuestro de cada día. A cambio, Samper sigue especulando con los terrenos para hacer viviendas, hoteles y campos de golf. Es decir, engrosando sus beneficios.


Pero no contento con eso, Samper impide que otros clubes entrenen o jueguen en La Condomina. Solo puede hacerlo su club, el Real Murcia. ¡Cómo si fuera suyo el estadio! Y nadie le afea esta decisión.


Así es que no me gusta que me tomen el pelo y me hagan pagar las inversiones de una sociedad anónima para que sus propietarios se enriquezcan. Yo también he decidido crear una sociedad anónima y le pido a los murcianos que me paguen unas pequeñas inversiones para poder hacerme rica. ¿Estará dispuesto el señor alcalde a darme la “pasta”?. Seguro que no. Yo no soy Samper.
 

 

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