15-Nómada del camino. Por Miranda
En polvorientas dunas fue caminante de arena, su hogar; ardiente desierto. Arrebató verdades y sueños de vida a estériles horizontes.
En polvorientas dunas fue caminante de arena, su hogar; ardiente desierto. Arrebató verdades y sueños de vida a estériles horizontes.
Hombre sabio, hombre bueno, maestro vivificador, Murcia te abrió los ojos y Damasco te los cerró. En todas tus experiencias se halla la huella de Dios porque dices con paciencia, firmeza y sinceridad que todas nuestras creencias sirven a la humanidad.
Me gusta oír hablar de Al-Ándalus. De aquellos tiempos en que pateabas Sevilla, Lora del Río y Carmona, de biblioteca en biblioteca, y hablabas con unos y con otros compartiendo conocimiento. Me encataría, a tu vera, seguir esos pasos para vivir aquella armonía y aprender lo que aprendiste.
Hijo: me has visto en todos las parcelas, no has cantado más dicha que la mía, en Los engarces de Sabiduría (*) me nombras, me promueves, me revelas.
Siento ya el cansancio de la piel. Un rumor de adelfas se afana entre mis huesos hilándome el tobillo con el aire, con ese rastro de vida que me queda para aprender a llamar a la muerte por su nombre. Damasco es una madrugada tibia entre mis pies, un ajetreo…
Levantas el dia tempranero gustoso de ir acompañado por gentes que persiguen lo mismo que tú ansías y anhelas corazón valiente y aventurero