Otra narración más en donde un animal es el que piensa, ya hay como tres más de estos. está bien escrita, pero desde el rpincipio se adivina que es un animal el que habla.
No sé, sigo sin entender por qué tantos escritores en potencia se empeñan en pensar que por el hecho de colocar los adjetivos en el orden inapropiado se puede convertir un texto insípido en literatura. No es así, de verdad, es un engaño del tipo de lo de Walt Disney congelado o la novia de la curva.
Lo bonito de un relato es lo que cuenta y cómo se cuenta; tratar de alterar eso con fórmulas tan simples no lleva nunca a buen puerto.
Eso sí, algo de razón hay en este relato, y es que muchos primates razonan mejor que algunos humanos, y casi todos son más sinceros que ciertos comentaristas.
Es lo que creo, Lúanúa, y espero que le sirva para más adelante.
Vaya, pues a mi me gusta el retrato colorista que hace del supuesto mercado. Me recuerda el mercado flotante de Bangkok, yo he tenido la suerte poder visitarlo, y es parecido.
No me gusta como maneja los adjetivos; son demasiados, mal colocados y creo que no se utilizan con precisión.
Suerte.
Relato que juega con el lenguaje de «El Lazarillo de Tormes» y el intríngulis de «El planeta de los simios». Asunto complejo.
En todo caso, no se ha escrito en dos horas, y es encomiable la descripción del mercado, realmente un personaje más del cuento y que ocupa aproximadamente la mitad del texto.
De verosimilitud, ni hablamos. No va de eso.
Otra narración más en donde un animal es el que piensa, ya hay como tres más de estos. está bien escrita, pero desde el rpincipio se adivina que es un animal el que habla.
Hay que reconocer que algunos primates razonan mejor que muchos humanos.
Mucha suerte
No sé, sigo sin entender por qué tantos escritores en potencia se empeñan en pensar que por el hecho de colocar los adjetivos en el orden inapropiado se puede convertir un texto insípido en literatura. No es así, de verdad, es un engaño del tipo de lo de Walt Disney congelado o la novia de la curva.
Lo bonito de un relato es lo que cuenta y cómo se cuenta; tratar de alterar eso con fórmulas tan simples no lleva nunca a buen puerto.
Eso sí, algo de razón hay en este relato, y es que muchos primates razonan mejor que algunos humanos, y casi todos son más sinceros que ciertos comentaristas.
Es lo que creo, Lúanúa, y espero que le sirva para más adelante.
Vaya, pues a mi me gusta el retrato colorista que hace del supuesto mercado. Me recuerda el mercado flotante de Bangkok, yo he tenido la suerte poder visitarlo, y es parecido.
No me gusta como maneja los adjetivos; son demasiados, mal colocados y creo que no se utilizan con precisión.
Suerte.
Le recomiendo que empiece leyendo a Kipling y luego compárelo con su texto.
La verdad, desearle suerte es casi perder el tiempo…
Relato que juega con el lenguaje de «El Lazarillo de Tormes» y el intríngulis de «El planeta de los simios». Asunto complejo.
En todo caso, no se ha escrito en dos horas, y es encomiable la descripción del mercado, realmente un personaje más del cuento y que ocupa aproximadamente la mitad del texto.
De verosimilitud, ni hablamos. No va de eso.