Damaris era una niña de ocho años muy pobre que vivía con su mamá, y una hermanita menor que ella.
Todos los días se levantaba temprano y se iba a las calles a buscar objetos que la gente ya no ocupa y los tira en la basura.
Los niños del pueblo se burlaban y reían de ella, decían: -miren la niña muerta de hambre, junta basura para comprarse comida porque no tiene quien le dé.
Damaris sentía que su corazoncito se partía de dolor pero solamente pensaba en ayudar a su hermanita y a su mamá, cuando regresaba a su casa, abrazaba a su hermanita y jugaba con ella, le contaba cuentos que ella inventaba mientras le hacia cariños.
Damaris soñaba con ir a la escuela, poder comprar un juguete para ella y su hermanita, pero solamente eran pensamientos porque la mayoría de las veces se quedaban sin comer, ya que su mamá estaba enferma y no podía trabajar.
Un día al ir buscando frente al castillo del pueblo, encontró una muñeca que sonreía al tocarle las manos, Damaris estaba bien feliz abrasando la muñeca que tanto había querido para ella y su hermanita, cuando los niños llegaron, se la quitaron, la rompieron y golpearon a Damaris hasta que se cansaron.
Damaris regresó llorando a su casa, sin la muñeca que tanto había soñado, con su carita maltratada por los golpes que le habían dado los niños del pueblo, llena de sentimiento e impotencia.
Preguntó su mamá preocupada, -¿qué te sucedió hijita?, ¿por qué lloras?
Contestó Damaris fingiendo sonreír, -es que me caí y perdí todo lo que había juntado el día de hoy.
Contestó su mamá abrazándola, -no te preocupes hijita, algún día Dios nos ayudara y podremos vivir mejor.
La mamá de Damaris cuando podía salía a juntar hierbas, para prepararse té y tratar su enfermedad, esas veces la hermanita de Damaris se quedaba solita en casa, por lo que era necesario conseguirle un juguete, para que no hiciera travesuras ya que solo tenia cuatro años de edad.
Cuando Damaris preguntaba a su mamá, -¿porqué estas enferma mamita?.
Su mamá contestaba suspirando, -de tristeza hijita, pero pronto mejoraré.
Damaris continuó juntando lo que se podía usar de la basura, cosas que la gente ya no ocupaba.
Un día al pasar frente al castillo donde había encontrado la muñeca, encontró un paquete lleno de juguetes nuevos, los tomó y regresó rápido a su casa antes de que aparecieran los niños, que aparte de burlones eran groseros.
Ese día jugaron contentas ella y su hermanita con juguetes nuevos, que nunca se habían imaginado tener.
Desde ese día, diario encontraba muchos objetos nuevos tirados frente al castillo, un día encontró tres vestidos elegantes que les quedaron a la medida a ella, su mamá y su hermanita.
Contentas los usaron para ir un día al pueblo, y los niños gritaban miren las muertas de hambre, han de haber robado esos vestidos porque son muy costosos, y ellas no tienen ni para comer; la gente del pueblo las veía pensando, -¿será cierto lo que dicen los niños?.
Cuando regresaron a su casa, estaban tristes porque pensaban que ya nadie confiaba en ellas debido a su pobreza y necesidad.
Al día siguiente cuando Damaris pasaba frente al castillo, encontró un puñado de monedas de oro, admirada miró hacia las ventanas del castillo y observó a la reina que la veía por una de las ventanas, Damaris tomó las monedas y fue al castillo a preguntar por la reina.
El portero dijo: -¿cómo te atreves a molestar a la reina?, cuando no eres mas que una niña que se dedica a recolectar basura, retírate inmediatamente de la puerta del castillo y no vuelvas por aquí.
Sin darse cuenta el portero que la reina estaba tras el, solo escuchó la voz de la realeza, -deja entrar a esta niña y no vuelvas a insultarle porque serás despido.
Damaris preocupada y nerviosa, paso tras la reina hasta el interior del castillo, el cual estaba lleno de riquezas y alimento.
Preguntó la reina sonriente, -¿qué se te ofrece dulce criatura?.
Contestó Damaris, -su majestad he encontrado estas monedas de oro frente al castillo, además de juguetes y ropa que no traigo conmigo en este momento, pero quiero que sepa que yo nunca he querido robar y si son de usted, con gusto regresaré todos los objetos.
La reina se rió feliz y contestó, -yo misma he mandado que dejaran para ti, todos los objetos que encontraste, dime ¿te hicieron feliz?.
Damaris llorando dijo: -sí su majestad y es que mi felicidad fue compartirlos con mi hermanita porque la quiero mucho, además mi mamá esta enferma y no puede comprarnos nada porque no puede trabajar.
La reina la abrazó y le dijo: -pues eso fue en el pasado, porque la vida de ustedes tres cambiará y vivirán mejor.
Damaris admirada sin entender preguntó, -¿cómo es eso su majestad?.
Contestó la reina, -yo soy tu abuelita, tu papá es mi hijo y yo le prohibí que se casará con tu mamá porque ella es pobre, creía que la felicidad estaba en nuestro circulo social, pero el también enfermó desde la ultima vez que se vieron con tu mamá.
La reina preguntó triste a Damaris, -¿serias capaz de perdonarme, después de lo que han sufrido por mi culpa, de negarles un padre?.
Damaris contestó sonriendo, -abuelita lo que menos tengo es orgullo, además estoy feliz de conocer a mi familia pero dime abuelita, ¿dónde esta mi papá?.
Cuando la reina la llevó a ver a su papá, Damaris lo abrazó y no hacia mas que llorar de felicidad porque ella tenia un papá como todos los niños.
El príncipe recobró la salud cuando supo que Damaris era su hija mayor, le preguntó ¿hijita donde está tu mamá, como están ella y tu hermanita?, mientras la abrazaba lleno de felicidad.
Damaris contestó, -también esta enferma, dice que es de tristeza y suspira mucho, pero asegura que pronto le pasara.
La reina sonriendo dijo: -estos dos no se compondrán, hasta que estén juntos.
Esa tarde la reina mandó traer a la mamá de Damaris y a su hermanita; al día siguiente se celebró la boda del príncipe con la mamá de Damaris, y los niños del pueblo estaban bien espantados, creían que iban a ser castigados por haber maltratado a la hija del príncipe.
En la boda Damaris preguntó a su mamá, -¿mamita porque nunca me dijiste que eras princesa?
Contestó su mamá, -porque antes tenia que luchar contra el dragón para poder ser princesa, mi dragón era la pobreza la cual tenia que vencer con humildad y paciencia.
Preguntó Damaris, -¿entonces todas las mujeres son princesas y los hombres reyes?.
-Sí, contestó su mamá, -pero antes tienen que vencer a su dragón, de lo contrario nunca recibirán su trono.
Al otro día los niños se encontraban pescando en el rió, cuando vieron que Damaris se acercaba hacia ellos, dijo uno de ellos, -ahora si viene derecho a sentenciarnos.
Cuando Damaris llegó a donde estaban, todos casi llorando del temor al castigo, preguntaron temblando y con un nudo en la garganta, -¿seremos castigados por haberte tratado mal?, nosotros no sabíamos quien eras, perdónanos.
Contesto Damaris, -ustedes solos se castigaron en su mente, porque yo nunca conté a nadie nada de lo que me hicieron, pero su conciencia los castigó y eso les hará pensar antes de portarse mal otra vez.
Agregó, -su dragón es el orgullo, para poder ser felices y recibir su corona, tienen que cambiar su comportamiento, ser humildes, ayudar a los demás, respetar a sus papás y hermanos mayores, estudiar y siempre portarse bien donde quiera que se encuentren.
Se vieron entre ellos y sintieron vergüenza, ellos que iban a la escuela, que se creían ricos, con mas inteligencia que una simple niña que buscaba objetos en la basura, no eran mas que personas orgullosas que se portaban mal.
Desde ese día todos los niños comenzaron a trabajar en su comportamiento, fueron obedientes a sus papas, no le pegaron ni se burlaron de ningún otro niño, para vencer al dragón que era el orgullo.
Ahora Damaris vive feliz con su familia, aunque es hija de la princesa no es presumida ni orgullosa.
Esta buenisimo este cuento, transmite mensaje y humildad.
Este tipo de cuentos son los deberian de escribirse.
saludos!
este cuento fue leido en la escuela de mi hijo y le gusto mucho a todos los niños, es un buen cuento, gracias por publicar este tipo de lectura.
Pacobundy, te aconsejo inscribas este cuento en uno de los muchos certámenes que sobre literatura infantil se llevan a cabo. felicidades, una nueva revisión te ayudará a corregir lo que, a juicio de otros, tenga tu cuento
La inocencia se pierde cuando se deja de creer en la magia, en los Reyes Magos, en Peter Pan, en los bosques encantados, en las casitas de chocolate, en las hadas y en los duendes. Permitidme que me quede en el lado amable. Mucha suerte.
este cuento es buenisimo, tiene inocencia, sentimientos y un buen desemvolvimiento, quisiera tener el contacto de la persona que escribio este cuento.
saludos!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
este es el mejor cuento que he leido en años, especial para niños, sin violencia, inocente y con mensaje.
Felicidades paco.