191-El Viejo Cachilo. Por Vanderhagen

Se levanta por la mañana, con desilusión. Una  vez más.

El viejo Cachilo ya se olvidó incluso de su nombre.

Quizás no entiende que todavía tiene algo que hacer por  aquí, porque espera un día no despertar más.

Está cansado, hastiado y  hasta aburrido; pero sabe que está bien; y es eso precisamente lo que más le enferma a pesar de su buena salud; se coloca las gafas y se pone un zapato, el otro lo tendrá que buscar, pues no recuerda dónde puede estar… eso es lo que sucede cuando a la vida se le agrega demasiado vino para endulzarla con el azúcar del olvido.

El viejo, terco y áspero lo encuentra justo debajo del perchero; como diciendo

— Aquí estoy, medio colgado.

Del abrigo que ahí encontró rescata un cigarrillo, listo para ser desayunado; lo enciende y se mueve, no con mucha prisa, a una cocina que lo espera vacía, pero con luz y con la frescura de la brisa, para que con un jarro caliente su sangre y vista de vida su frío alicatado.

El viejo Cachilo incluso hoy no sabe que tiene una hija y que minutos hace que es abuelo.

16 comentarios

  1. INTERESANTE…COMÚN, REALISTA, JOCOSO, DEPRIMENTE…
    CARAJO NO TENGO MIEDO A ENVEJERCER, LO QUE ME DA MIEDO ES ENVEJECER SOLO…ASI QUE EL RELATO ESCANEA PARTE DE MIS FIBRAS SENSIBLES Y DE MIS VAGAS INQUIETUDES PERSONALES…
    ÉXITOS…SUERTE NO!!!… ÉXITOS….

  2. La soledad de la vejez retratada con frases muy sugerentes. Suerte para el abuelo.

  3. Sub-comandante Veneuruguayo

    Yo sé muy bien que no querés mirar atrás
    Final amargo solo queda hoy un perro flaco
    Y el fondo de un vino pa’ entibiar
    Dr., al igual que ésta letra robada tus oraciones me hacen imaginar mil finales . . .aveces hasta yo soy el primer actor !! Salú y suerte !!

  4. Pienso que es un cuento incopleto. Promete mucho pero te cansaste, Termínalo.

  5. Lo siento pero no creo que tenga «miga» ni que dé lugar a muchas interpretaciones. Más bien me inclino a pensar que el autor, al remitir el texto, sólo envió el comienzo del relato y (¿quizá lo dejó aquí «abandonado», sin más, y se propuso no volver sino para comprobar el resultado del concurso?) todavía no se ha dado cuenta.

  6. Me gustó por su brevedad, me encantó aquello de: «un cigarrillo, listo para ser desayunado; lo enciende y se mueve, no con mucha prisa, a una cocina que lo espera vacía, pero con luz y con la frescura de la brisa, para que con un jarro caliente su sangre y vista de vida su frío alicatado». Ahí se muestra la vida a pesar de la soledad del viejo, en ocasiones cuando me siento deprimido (soy un hombre ya mayor) una taza de café por las mañanas me devuelve las ganas de vivir.
    Vandehagen, te felicito. si lo que escribiste es el preámbulo de una historia más extensa, adelante, escríbela.

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