V Certamen de narrativa breve - Canal #Literatura

Noticias del III Certamen

13 abril - 2008

170-Sonrisa de cristal.Por Norma Jean

En ‘EL PAÍS’ apareció tan sólo una pequeña reseña en el suplemento provincial. Apenas una docena de líneas encolumnadas en página par. 

Soria. 25 de febrero de 2008. M.G.P. de 85 años acabó ayer con la vida de su esposa, E.D.R, de 83, en la pequeña localidad de M….., al norte de la provincia. El anciano se entregó voluntariamente a la Policía Local a primera hora de la mañana, tras confesarse autor de la muerte de su mujer. Con éste, son ya 9 los casos de violencia doméstica en lo que va de año…

En la televisión regional ofrecieron en el programa informativo de las 13.30 imágenes del pequeño pueblo y de sus desiertas calles. Una vecina declaraba que no se explicaba lo sucedido porque era una pareja ‘normal y todo el mundo los quería. Los dos nacieron aquí, en el pueblo, y siempre han estado juntos, desde críos. Siempre, siempre juntos. No sé. No sabemos lo que ha pasado. Ya ve usted…’ ’, al tiempo que miraba de reojo a la cámara y arreglaba un díscolo mechón de pelo rizado que le caía sobre la cara. Algunos curiosos se arremolinaban tras la entrevistada, haciendo gestos.

 Siempre juntos…

 —–

 Como todos los días, Mario se sienta contra un árbol en mitad de la colina, escrutando el camino de tierra en forma de ‘S’ invertida que cruza la verde pradera. Escucha las campanadas del reloj del pueblo, coincidiendo con el timbre de la escuela, amortiguado por la distancia y, al poco, ve el reguero de muchachas que salen a borbotones por la puerta. El griterío rompe el silencio del valle.

Echa un vistazo al rebaño de ovejas que pacen como adormiladas a pocos metros y, tras un momento de duda, se lanza ladera abajo, tropezando, hasta llegar al final del grupo.

 – ¡Hola! – saluda, con la voz aún agitada por la carrera.

 Las dos niñas se ríen de él. Se agarran del brazo. Lo miran y vuelven a reírse de forma nerviosa y aguda.

 – ¿Te vienes a la charca, Elvira? Tengo algo que enseñarte.

Duda unos instantes. Mario insiste y la toma por la mano. Se alejan corriendo los dos. Hay que darse prisa. A ella la esperan sus padres. A él, sus ovejas.

– Mira, he estado recogiendo estas piedras. Son especiales. ¿Ves? Todas planas, de las que te dije. Así es más fácil hacer la rana.

 Y sin demora, toma una de las piedras entre sus dedos. Ladea su cuerpo. Mira hacia la charca. Mira a Elvira. Quiere asegurarse de que lo está observando. Echa el brazo hacia atrás y lanza con todas sus fuerzas la piedra que rebota hasta seis veces sobre la superficie del agua, formando un collar de círculos concéntricos hasta llegar al otro extremo y desaparecer entre las zarzas. Elvira tiene los ojos como platos.

– ¡Venga! ¡Inténtalo! Ya verás como te sale. ¡Toma! Pon así el cuerpo. ¡Tírala fuerte!. ¡Espera!. Agáchate un poco. ¡Así!. ¡Venga!. ¡Va!.

La piedra vuela sobre la laguna. Toca el agua. Brinca y vuelve a brincar. Así hasta tres veces antes de hundirse.

Es la primera vez que lo hace. Da saltos de alegría. Palmotea. Mario ríe. Gritan los dos y, sin saber muy bien cómo, se abrazan. Durante un instante, el tiempo se detiene. Se quedan mudos, mirándose, sin saber qué decirse ni qué hacer. Mario la besa en la mejilla y la suelta inmediatamente, con la cara enrojecida. Siente como si el corazón fuera a romper su camisa. Ahora o nunca.

 – ¿Quieres ser mi novia?

Elvira sonríe y sobre su cara parecen posarse todos los reflejos del lago. Asiente. Mario piensa que es la sonrisa más bella que ha visto nunca. Una sonrisa de cristal.

Así fue como se prometieron, una tarde del mes de septiembre de 1936, cuando el viento suave del mediodía traía aromas de pino mezclados con pólvora. Mario tenía trece años, ojos vivaces, manos grandes y el pelo muy negro, ensortijado. Elvira, como ella decía, casi doce, cuerpo menudo, cara pálida y timidez en la mirada.

—–

 En la primera edición de los noticiarios de ámbito nacional no hubo imágenes, pero sí una declaración repetida en todas las cadenas de la subsecretaria del Ministerio de Asuntos Sociales que presidía las segundas jornadas sobre la violencia de género en el parador de Bayona. Con dudosa locuacidad y gesto serio repetía por enésima vez en los dos últimos meses de campaña electoral el mensaje sobre la necesidad de que las mujeres maltratadas denunciaran su situación sin ningún tipo de temor, dejando entrever su propia postura personal acerca de la modificación de la vigente Ley para endurecer las penas a los agresores.

 En ese mismo momento, Mario seguía sentado en la modesta sala de las dependencias de la Policía Local del pueblo. Con las manos cruzadas sobre la mesa y la mirada fija en el calendario de ‘Repuestos Páez’ que el cabo Fernández había colocado dos años atrás en esa pared para ocultar una zona desconchada. Estaba esperando a una psicóloga social, o algo así le dijeron, que tenía que llegar desde la capital.

Por sus ojos, ocultos tras unos gruesos cristales montados sobre carey, pasaban una y otra vez las imágenes de la tarde anterior. Había transcurrido de forma plácida, como cualquier otra tarde de domingo. Alrededor de la desvencijada mesa con pesados faldones, donde dormitaba el brasero, y que ocupaba la práctica totalidad de la pequeña sala de estar de su humilde casa, en el centro del pueblo. Él miraba la televisión, prestando a ratos atención a los resúmenes de los partidos de fútbol y a ratos a Elvira, que parecía estar ajena a todo lo que pasaba a su alrededor. Sobre la mesa, un pequeño receptor de radio, en el que un reportero con capacidad para hablar durante varios minutos sin necesidad de tomar aire, narraba el encuentro entre el Numancia y el Real Madrid.

 —–

 La casa está en silencio. A solas en el cuarto de baño, Elvira contempla su rostro en el espejo. Se siente cansada. Ha sido un día muy agitado, lleno de emociones, regalos, sorpresas besos, risas, música, abrazos, parientes, amigos, gritos de ‘que se besen, que se besen’, de ‘vivan los novios’.

Pero ahora ya están, al fin, solos. Ella y Mario.

Se acabaron las tardes de sentarse en el sofá con la madre de ella entre los dos; las citas secretas en la laguna; los besos furtivos y acelerados de despedida; los deseos tanto tiempo contenidos. Se acabaron los juegos de pies por debajo de la mesa, ocultos por las faldillas. No, eso no. Tiene que decirle a Mario que eso no deje de hacerlo porque rozarse los pies junto al brasero es como besarse, sin importar que haya otra gente delante.

 Antes de salir del cuarto de baño, con un largo camisón regalo de su madre, lee una vez más la nota que Mario le ha deslizado disimuladamente entre los dedos durante la misa, mientras sus manos permanecían juntas. Sabe que las palabras no son suyas, que las habrá copiado de algún libro o se las habrá escrito Antonio, ese amigo suyo que ha venido desde París donde tuvo que exiliarse. Vaya usted a saber. Se las sabe de memoria, pero le gusta ver las letras sobre el papel, con esa forma tan tosca de escribir.

 

 ‘Quiero mecerte de forma suave y lenta; acariciarte, librarte de todos tus miedos. Quiero susurrar bajito la letra de tus sueños, ilusionarte, darte fuerzas, sensatez y sosiego. Quiero tu sonrisa toda la vida junto a mí’.

Apaga la luz y se dirige hacia el dormitorio. Siente un ligero temblor en sus piernas producido por lo que desea y teme. El cuarto está a oscuras y escucha con atención. Mario emite ligeros ronquidos. Se desliza entre las sábanas con todo el cuidado del mundo para no despertarlo. Palpa con los dedos su cara; recorre sus rasgos y siente su aliento en la palma de la mano. Busca cobijo en su regazo, lo besa y se queda dormida junto a él.

—–

 

La tarde anterior Elvira llevaba un ajado vestido negro con unos minúsculos lunares blancos. Sobre los hombros, una toquilla gris de lana gruesa. Tenía permanentemente la boca abierta y temblorosa, al igual que las manos. Los ojos se le adivinaban, más que se le veían, al fondo de unas estrechas rendijas dispuestas a ambos lados de una nariz achatada repleta de manchas negruzcas. Las mismas manchas que se extendían por todo su rostro curtido de arrugas. Las mismas que se dejaban ver entre sus escasos cabellos grises cuidadosamente peinados hacia atrás. De vez en cuando, llevaba sus manos hacia el transistor sin ningún propósito determinado; una vez lo tocaba con sus nerviosos dedos volvía a ponerlas sobre su regazo. La mirada perdida.

 Antes de que acabara el partido, él le preparó la cena, como hacía todas las noches durante los últimos tres años, desde que la maldita enfermedad había acentuado su presencia sobre el frágil cuerpo de Elvira. Dispuso sobre el mantel unos platos de sopa y vertió sobre las copas un poco de vino rebajado con gaseosa. Le indicó a su mujer que comiera y ella, con más voluntad que acierto, comenzó a llenar la cuchara y a tratar de cumplir la casi imposible misión de llevarla hasta su boca. Él la observaba atento, sin atreverse a intervenir, porque cada vez que lo hacía ella lo rechazaba con una firmeza impropia de su edad.

 Pero aquella noche fue distinta.

 Aquella noche, Elvira derramó un par de cucharadas de sopa sobre su vestido. Y también volcó la copa que él se apresuró a colocar de nuevo en posición vertical, sin hacer ningún reproche.

 Aquella noche, ella se puso a llorar en silencio en el mismo momento en el que el árbitro indicaba el final del partido que acabó con una injusta victoria del equipo visitante.

Y seguía llorando con lágrimas secas cuando él la condujo hasta la cama, la ayudó a desvestirse y la arropó delicadamente.

Pero Mario estaba seguro de que un segundo antes de poner la almohada sobre su cara y comenzar a apretar, ella, su Elvira, había dibujado una súplica con sus agrietados labios y le regaló, por última vez, la sonrisa de cristal que aquel verano del 36 le había enamorado al borde de la pequeña laguna.

 

169-El salvador de vidas. Por Ana y yo
171- El lamentable error del antepasado. Por Galas


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Participantes

Robert F.:

Cuantas historias habrá detras, ojala todas tuvieran al menos un regustillo dulce como esta.
Suerte.


Norma Jean:

Buenos días, Robert F.
Muchas gracias por tus palabras. Habrás visto que hay párrafos duplicados y que los ‘flash-back literarios’ (¿se llamarán así?) aparecen de una forma un poco extraña. En el relato original no es así. He escrito a los amigos del Canal para que lo modifiquen. Así se leerá mejor. De nuevo, gracias por leerlo y comentarlo.


Dómine:

Una historia triste, que deja abiertas muchas puertas de la sociedad actual tan hipócrita. Cuantos quisieramos, en un momento dado, tener a nuestro lado a un Mario con la valentía de hacer lo que pocos harían. Son preguntas y respuestas difíciles que a los «treitaytantos» ni nos planteamos.
Felicidades


Antonio:

Acabo de leer tu relato y me ha parecido magnífico.
Me ha emocionado y he sentido como se me erizaba el vello.
Un abrazo y suerte.


Norma Jean:

Gracias, Dominé; gracias, Antonio, por vuestras palabras. Efectivamente, hay mucha hipocresía y no poca utilización de algunos dramas cotidianos por parte de nuestros politicastros.


Anna:

Felicidades,es una historía conmovedora que pone en evidencia el abandono de nuestros mayores y la suerte de quien la tenga,de tener a su lado a alguien que le ame tanto como para evitar su sufrimiento.Suerte.


Nadia:

Un bellísimo relato de un tema tan importante como la enfermedad que aborda el autor con tantísimo tacto,pero no por ello con poca fuerza,un tema que nos debería hacer pensar sobre la eutanasia,pues todos no tenemos un mario fiel.
Excelente,ha conseguido que de mi broten unas lágrimas incontenibles.A por todas,suerte.


Ani:

Verdaderamente elocuente,con una sencillez que pasa a magistral la forma de meternos en las vidas de estos personajes y el verdadero problema de fondo,la soledad ante una enfermedad tan triste y terrible y la manera de afrontarla.Dejamos que nuestros ancianos se mueran solos y con pocos recursos,pero no hacemos nada,es mejor que sufran antes que ayudarles a una muerte digna.Enhorabuena y mucha suerte.


Norma Jean:

Sólo tengo palabras de agradecimiento por vuestros comentarios. Me alegro que os haya gustado (Anna, Nadia, Ani) y que os haya emocionado y llevado a la reflexión. No deja de ser una historia de amor de las de antes, sencilla y salpimentada con una buena dosis de realidad.


La princesa malaya:

Me ha gustado mucho Norma. Me recuerda bastante a «Alguien voló sobre el nido del cuco». Muy bien narrado, y con un ritmo que no suelta al lector hasta el final del relato. La escena de la laguna, para mí, lo mejor del texto. Tienes mi voto, un saludo.


Chirs:

Un maravilloso relato de amor y muy bien relatado tienes mi voto incondicional anímate y sigue por ese camino todo lo que escribas es oro molido y ese por supuesto es la clase de amor que todos buscamos, besos.


Barrel Stringer:

Gracias, Norma Jean. Los escenarios contrastantes de inocencia juvenil a tientas y deterioro senil atraviesan el proyector de su mente como anaglifos.
Paz, Barrel.


Norma Jean:

Gracias princesa malaya por tu comentario. Todos tenemos una laguna así en nuestra mente, y el recuerdo del primer amor; gracias Chirs por tus amables palabras; ója encuentres un amor de esos, si es lo que realmente buscas; gracias Barrel por haber sabido captar la esencia del relato. Ahora espero saber captar la esencia de tu comentario.
Gracias a todos.


Morgan:

Has sabido meter en una burbuja de amor dos factores de actualidad, la violencia «de genero» y la eutanasia activa. Un triste final para una historia cotidiana y un amor de toda una vida. Sigue asi Marilyn.


Tristán:

Sencilla, emotiva, tierna y dura a la vez. Coincido con Princesa Malaya en que la escena de la laguna es la la cu,bre de tu relato. Me ha encantado leerlo, Norma Jean. Enhorabuena.


NEPC-64:

Felicidades Norma Jean. Me ha encantado.


Isabel:

Un «hasta que la vida nos separe» plasmado en una hermosa historia de amor. ¡Enhorabuena!


Norma jean:

Gracias Morgan por tus palabras; gracias Tristán por usar la imaginación para ver la laguna de nuestra infancia; gracias NEPC porque he visto otros comentarios tuyos y sé de tu sinceridad; gracias Isabel por esa frase tan hermosa. Gracias a todos por dedicar unos minutos de vuestro tiempo a la lectura.


William Cullen:

Bonito relato.

Te deseo suerte en el concurso.


Norma Jean:

Gracias Willian. Lo mismo te deseo. Pero, si he de ser sincera, me quedo un poco fría. Después de tus comentarios a otros relatos esperaba algo más incisivo, con más mordiente. Mucha suerte para tí también.


William Cullen:

Norma Jean:

Al margen de mis apasionados detractores, lo cierto es que la mayoría de la gente no quiere escuchar más que alabanzas, por lo que ahora me limito a dejar un sucinto comentario en los relatos que me gustan.

Saludos.


maria:

Es más cómodo matar a las personas que cuidarlas día a día. Unos días son mejores y otros peores.

Lo he vivido primero con mi madre y ahora con mi padre. Puedo entenderlo, pero desde luego no lo comparto. Es muy fácil ser débil y rendirse. Aplaudirlo también es cómodo y sencillo, evita muchos problemas, te deja mucho tiempo libre y te libera de muchos compromisos.

Lo dificil es convivir con la enfermedad todos los días y ser capaz de seguir adelante. Unos días hay miradas tristes y otros mucha felicidad por parte del enfermo, pero esos días no cuentan ¿verdad?


Norma Jean:

Estoy totalmente de acuerdo contigo, María. Con mi relato sólo trataba de poner frente aun espejo la inocencia de un amor infantil y el devenir de los días tristes de la vejez, la terrible situación que viven algunas personas, la hipocresía de nuestros políticos, la ineptitud de algunos periodistas y hacer un pequeño homenaje a los héroes anónimos que cuidan de nuestros mayores o se ven abocados a tomar una decisión personal, por muy dolorosa que sea. El amor a veces también tiene sus renglones torcidos. Gracias, de corazón, por tu comentario.


libélula:

Me ha emocionado de verdad. Es un relato muy humano lleno de sentimientos y de mucho amor. Te felicito. Mucha suerte. Gracias por leerme.


Catalina:

Preciosas en su ternura las descripciones del amor juvenil y maduro; tremendo en su ternura la decisión final. No me atrevería con un tema tan delicado, y tu relato me parece admirable.
¡Mucha suerte en el concurso!


Norma Jean:

Gracias Llbélula; gracias Catalina. Por vuestro tiempo y vuestros comentarios. Espero que el relato sirva para que todos nos cuestionemos algunas actitudes egoistas que poco a poco van ganando terreno en estos días en los que la dedicación a los demás cotiza a la baja.


Enrique:

Un relato conmovedor,a mi entender, muy bien escrito.
Quiero felicitarte Norma, sobre todo por abordar este tema, sin duda controvertido, con delicadeza
y por mostrar a un hombre sensible,cariñoso y enamorado de su mujer hasta el final,creo que es un historia valiente.
Suerte en el certamen.


Norma Jean:

Muchas gracias, Enrique, por tu comentario y especialmente por tu tiempo. Gracias por leerme.


Princesilla:

Lo primero quiero felicitarte por tu relato. Yo que ya he leído algún otro tuyo, siempre tienen algo que me deja un buen sabor de boca, pero este, para mi es especialmente bueno, creo que tocas varios aspectos y que, entre líneas, se pueden interpretar muchas cosas… Cada lector puede entenderlo de una forma distinta. Espero que tengas la ocasión de poder escribir algo un poco más extenso en un fututo próximo. Creo que lo harías bien. Mucha suerte Norma! Espero que estés entre los mejores. Te lo mereces!!!!


Fernando Berrueta:

Es emocionante y bastante emotivo, te sugiere muchas cosas a la vez.


Tibetana:

Coincido con lo ya dicho por los anteriores comentaristas. Para mí, el momento más emotivo es el final: que tras la imagen de la vieja decrépita, chocha e incordiosa (qué amargo el retrato que nos espera), la memoria del amor aún sea capaz de evocar ojos luminosos y sonrisas de cristal.


Ronin:

Tierno y conmovedor, me parece brillante la evolución de los amantes mientras el amor es siempre el mismo, hasta el último suspiro. Todos hemos revivido el cosquilleo del primero. Mucha suerte en el certamen!


Mi niña:

Deseo de corazón que esa ternura que muestras en tus palabras sean las portadoras de muy buenas noticias en el certamen… Aún así, ya eres ganador para mucha gente, eso es lo realmente importante…
Te deseo lo mejor… bss


IRIS:

Me ha parecido preciosa la historia. Cuando he terminado de leerla estaba con una sonrisa en la cara, pero con una gran melancolía.
No creo en ese caso yo optara por esa decisión, pero es verdad que muchas veces no pensamos en los sentimientos de quién aparece en noticias de ese tipo.
Mucha suerte


Diógenes:

Norma!!

Por fin te he encontrado, no daba con tu cuento, y mira que estaba cerca del mío.

Me ha gustado mucho, he disfrutado bastante. Muy acertadas contraponer la juventud y felicidad con la vejez y la enfermedad. Muy logrado todo. Un caso nada típico de «violencia doméstica» Con este relato has demostrado que destrás de los números hay muchas historias detrás. No se puede juzgar.

Un saludo y un voto para ti,


Norma jean:

Quiero contestaros a todos.
Princesilla: muchas gracias por tu apoyo y por confiar en que puedo escribir otro tipo de relatos. Veremos lo que el futuro depara.
Fernando: gracias por tus palabras tan amables.
Tibetana: gracias por leerme y por saber captar la esencia del realto.
Ronin: ¿hay algo más agradable que el cosquilleo del primer amor? Muchas gracias.
Mi niña: lo verdaderamente importante es poder compartir la ternura con los demás. Gracias por tus palabras de apoyo.
Iris: me alegro de que la historia te haya servido para reflexionar sobre algunas noticias con las que nos invaden. Bonita mezcla la sonrisa con la melancolía.
Diógenes: es normal que un sabio tarde en encontrar a alguien como Norma Jean. Me encantaría poder saludarte en la gala final. Muchas gracias por tu voto.


jimena:

Bonita historia. Detrás de ella se esconden recuerdos de la infancia que afloran si has sido niño en un pueblo y después se enfrentan con la dura realidad de la enfermedad y la vejez. Contraste muy bien logrado.Suerte y gracias por tus palabras.


Norma Jean:

Gracias Jimena por tu tiempo y tu ánimo. Me encanta el nombre de Jimena. Siento una cierta envidia porque ese es el nombre de la actual compañera de Sabina y, aunque no es mi tipo, creo que debe ser toda una experiencia compartir sus opiáceas madrugadas.


Íñigo Balboa:

Norma,

Me ha gustado la historia. También cómo la cuentas. Pueden olerse los alrededores de ese lago y verse muy claramente los collares de círculos concéntricos que mencionas.

Lo único malo bajo mi punto de vista, el resultado del partido. Podías haber elegido el famoso 3-0 del Numancia al Real Madrid de hace unos años, pero entiendo que el clima del texto no lo aconsejaba.

Mucha suerte.


Norma Jean:

Muchas gracias, Íñigo, por tu comentario. Me encanta la ironía. Incluso pensé en cambiar el lugar de la acción y situarla en Murcia, haciendo que el equipo local ganara al Real Madrid, a ver si así al jurado se le ablandaba el corazoncito. Cualquier día de éstos, me gustaría convocar a todos los que habéis dejado un comentario para irnos juntos a un lago a tirar piedras y a comernos unos buenos bocatas de tortilla a la sombra de los pinos. Gracias de nuevo.


bobdylan:

Siento no haber llegado a tiempo de leerlo antes de que se publicasen los diez seleccionados. Empecé por el nº 1 y fui en riguroso orden, pero solo pude llegar hasta el 160 mas o menos.

En cualquier caso, te felicito por tu seleccion como finalista.


Norma Jean:

Muchas gracias, Bob Dylan, por tu felicitación. La verdad es que estaba siguiendo tus comentarios acerca de otros relatos y esperaba expectante, con el corazón a punto de saltar por el escote, tu veredicto que, por lo que he podido ver, suele ser certero y sincero. ¿Quién ganará el Certamen? La respuesta está en el viento.


bobdylan:

Ya lo he leído y me ratifico en lo que sospechaba: tu relato es de los mejores, así que ahora que ya tienes los deberes hechos (y no como yo, jejejeje) te deseo lo mejor de cara a la final, con permiso de los restantes finalistas.


Delgadina:

Enhorabuena Norma, espero conocerte en la final, es un placer competir con relatos tan buenos como el tuyo.


Ícaro:

Norma, gracias por tu amable comentario. Te felicito por haber quedado finalista. Bien merecido te lo tienes. Desde aquí te envío la mayor de las suertes y mis mejores deseos.


Perséfone:

Sin duda la vida es la mejor fuente de inspiración, con su dureza y su ternura. Felicidades y suerte en la final.


SSG:

Asombroso contrasentido, no analizandolo moralmente, es un contraste convergente de poesia.

Saludos


carla:

Muy conseguido el relato, lo sé porque tengo uno con el mismo tema y el tuyo me gusta más. mucha suerte en la final


Robert F.:

Enhorabuena…, sin dudarlo me gusta más que el ganador del publico.
Mucha suerte con el jurado!!


Norma Jean:

Gracias a todos por vuestro apoyo y vuestros buenos deseos. La final no deja de ser una lotería en la que cada uno tiene los mismos décimos que el resto y las mismas probabilidades. Espero que el ser una rubia provocativa y sensual no influya en el jurado. No todas las rubias tenemos el cerebro vacío…. ¿o sí?


ROSALÍA:

Te deseo mucha suerte. No sé si todos tenemos las mismas posibilidades, pero reconozco que algunos relatos me han parecido estupendos. El tuyo es uno de ellos.


Jaime II:

Un magnifico relato de amor. El amor, que toma tantas formas, que pasa por tantas vicisitudes y que, sin embargo, es nuestro fin ultimo.
Enhorabuena, Marilyn, no solo escribes bien sino que con tus palabras escritas transmites emociones, sentimientos (fidelidad, caridad, cariño,…..)
Mi voto es para este relato


Anónimo:

Sabes…
creo que eres buena …
el relato también lo es.
Apenas leí alguno más, pero creo que no me hace falta…este es un relato ganador…tiene lo suficiente para serlo y solo le sobra eso mismo, es la única pega que podría ponerle.
Como dijeron antes ..la escena de la laguna es magnífica.yo enseñé a mi novía a hacer la rana..yo era muy bueno…hacía muchos más de seis saltos…
suerte…


Acá:

El azar dispuso que no leyera ninguno de los relatos que han quedado finalistas. No importa, del azar limiitado en una lista de nombres merecedores, he tomado tu nombre y leído tu relato. Muy lindo, sencillo, melancólico y alegre. No puedo decir que es triste, es natural.


Norma jean:

Gracias por vuestros comentarios. Traté de buscar lo más complicado: la sencillez. No sé si lo habré logrado, pero me gusta que la historia no deje indiferente a nadie. ¿Para cuándo ese concurso de ‘hacer la rana’?


mnemo:

Precioso.
Tarde he llegado. Tarde lo he leido.
Pero nunca es tarde para sentirse emocionado.
Estoy seguro que es el relato ganador.
ENHORABUENA NORMAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA


Justo Infante:

Norma, gracias por regalarnos a todos este relato y mi más sincera felicitación por estar en la final. Tu relato lo leí al verte en la lista de elegidos y a medida que lo iba haciendo me fui dando cuenta que está preñado de una sensibilidad especial: el tema está llevado con amor, con mucho amor. Mucha suerte el próximo sábado, aunque creo que no la necesitas… estaré allí para aplaudirte.


norma jean:

Muchas gracias, capitán Mnemo. Usted nunca llega tarde.
Muchas gracias, Justo Infante. Leí tu entrevista y me ha parecido genial, repleta de ironía, de vitalidad. Me parece genial que después de habar leído como se tiran los trastos a la cabeza algunos de los no seleccionados, decidas estar allí para prestar tu apoyo. Será un placer charlar contigo. Nos vemos todos en Murcia dentro de unos días.


Perséfone:

Ha sido un placer conocerte, Norma. Te deseo que sigas cosechando éxitos. Como bien decías en un comentario anterior no todas las rubias tenéis el cerebro vacío, tú eres una rubia muy inteligente. Un abrazo.


Blusa Abrochada:

La verdad es que lo bueno si breve, dos veces bueno y desde luego aquí es donde se puede aplicar, porque para muestra un BOTÓN, ha sido una pequeña reseña pero con tanta sustacia que te hace reflexionar y pensar que no todo es lo que parece, y que tristemente la vida no siempre es justa. Espero que no pierdas nunca esa forma de escribir en … blanco/negro. Felicidades y Adiós.


Norma Jean:

Muchas gracias, Perséfone, por tus buenos deseos. Pudiste comprobar que no soy tan rubia como aparentaba y aprovecho para decirte que soy bastante menos inteligente de lo que presupones. Es lo que hay.
Blusa abrochada: es un seudónimo muy sugerente que posiblemente utilice en algún relato futuro. Gracias por tus palabras, por jugar con ellas, por entender que nada es lo que parece y mucho menos en este espacio virtual, en donde las personas se despiden sin haberse conocido.


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